Una profesora japonesa llamada Saya pasa lista, sonríe y reta a la clase, provocando las risas de los estudiantes con su rostro realista. La reacción de los niños es entendible: la maestra es una robot. Después de 15 años de investigación en marzo del presente año se presentó esta nueva creación.
Pero su diseñador dice que aún no está lista para reemplazar a instructores humanos. A diferencia de robots de apariencia más mecánica, como Asimo, Saya puede expresar seis emociones básicas: sorpresa, miedo, repugnancia, furia, felicidad y tristeza.
"Los robots que parecen humanos tienden a ser muy del gusto de niños y ancianos", dijo Hiroshi Kobayashi, profesor de ciencias de la Universidad de Tokio y creador de Saya.
Japón y otros países tienen esperanzas de que la robótica sea eventualmente una solución para su creciente escasez de mano de obra al envejecer su población. Pero los científicos dicen que aún no hay una máquina capaz de lidiar con niños y ancianos.
"Los robots que parecen humanos tienden a ser muy del gusto de niños y ancianos", dijo Hiroshi Kobayashi, profesor de ciencias de la Universidad de Tokio y creador de Saya.
Japón y otros países tienen esperanzas de que la robótica sea eventualmente una solución para su creciente escasez de mano de obra al envejecer su población. Pero los científicos dicen que aún no hay una máquina capaz de lidiar con niños y ancianos.
El creador de Saya, explicó que no pretende sustituir a los profesores humanos, sino mostrar las alegrías de la tecnología. "No estamos intentando hacer algo que ocupe el lugar de los profesores, sino que nuestro motivo principal para construir este robot es utilizar nueva tecnología para enseñar a los niños tecnología", dijo Kobayashi.Pero Saya podría ayudar en escuelas con pocos profesores, añadió. "En el campo y en algunas escuelas pequeñas, hay niños que no tienen la oportunidad de entrar en contacto con nueva tecnología y también hay pocos profesores allí que puedan enseñar estas lecciones", añadió. "Así que esperamos poder desarrollar este robot para que pueda controlarse a distancia para enseñar estas clases", explicó.
¿Será Saya capaz de responder a todas las preguntas que le formulen sus alumnos? ¿Entenderá por qué un alumno está absorto, desconectado del mundo que le rodea, sumido en sus problemas que no están aquí, en el aula, sino en su casa? ¿Cómo resolverá las situaciones de tensión, típicas en cualquier aula, que enfrentan a todos? ¿Qué hará para atraer la atención de sus alumnos, o se dirigirá a ellos cómo si también fuesen robots? Al parecer habla varias lenguas pero, ¿será capaz de hacerse entender en alguna de ellas?
Para enseñar hay que sentir, y un robot no tiene sentimientos. La escuela es mucho más que un lugar en el cual se entregan conocimientos. La escuela es formar para la vida, y un robot no tiene vida.
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